Las fresas siempre han estado presentes en mi vida. Su forma de corazón rojo con pepitas y los tallos verdes siempre me llamaron la atención. Desde pequeña, ha sido una fruta que me encantaba. La dibujaba, la recortaba y me encantaba tener alguna prenda o que mi madre tuviera algún paño de cocina con fresas estampadas. A la hora del postre, era toda una delicia. Me encantaban tal cual, sin nata ni nada o quizás en macedonia con otras frutas. Cuando vivía en Sevilla y estaban de temporada, venía una furgoneta que vendía unas cajas de 3 kilos. Os podéis imaginar. A mis compañeras no le gustaban y yo tenía fresas para cualquier momento del día. También las incluía en batidos aunque estaba en mis comienzos de hacer recetas y decoraban muchos de mis primeros bizcochos y brownies con chocolate fundido. En Italia compraba las de Huelva, eran importadas curiosamente, teniendo un trocito de mi país a cada bocado y en Reino Unido he cumplido mi sueño porque había fresas todo el año....
Regresamos este domingo acompañados con una receta muy especial. Hace unos meses participé en una campaña denominada Reto Brionut . Este evento organizado por harina Tritordeum , compuesta de trigo y cebada que le aporta un delicioso tono dorado, consistía en elaborar en casa un brioche con pepitas de chocolate con forma de donut para la merienda. Brionut fue el nombre con el que se designó a este bollito horneado de carácter más saludable, que tuvo gran participación de profesionales de una lista de obradores reseñables en nuestro país al igual que de aficionados en la que fui seleccionada. Elaboré unos brionuts con cobertura de chocolate blanco y negro tipo cebra además de los clásicos que nos proponían para el reto. La textura y el sabor con toque adulzado de esta harina de tono más dorado, me hizo pensar en emplearla en otras recetas y ver qué juego y resultado podía darme. He comenzado con un básico y no por ello menos importante, como es el bizcocho de ...