El calor nos ha llegado de repente y casi no nos hemos enterado de la primavera. Después de un mes de marzo de mucha lluvia, estamos en un abril algo atípico con respecto a las temperaturas. Espero que cambie un poco el tiempo y podamos disfrutar de una merecidísima primavera. Llevo un tiempo pachucha por varias cuestiones que me han tenido algo baja de moral. Estoy remontando como puedo pero no quiero dejar de lado este mundo dulce que tantas alegrías me da. A veces la vida te da golpes que no esperas y sientes que pierdes las fuerzas. Mi blog ha sido siempre una vía de escape, mi paraíso personal o ventana al mundo como me gusta llamarlo. Encender el horno siempre lleva una parte de magia porque no sabemos el resultado de nuestra receta hasta pasado un tiempo. Es precisamente esa magia la que me da fuerzas y la que me ayuda a experimentar, a buscar nuevas historias tradicionales nuestras o de otras culturas que me fascinan. Regresamos con una mezcla que hacía tiempo me rondaba la
Buenas tardes, Regresamos con un clásico entre los clásicos como es el banana bread , banana cake, pan de banana o bizcocho de plátano. Muchos nombres para un manjar entre manjares. Sea cual sea el nombre con que lo conozcas, seguro que has oído hablar de él. Se tiene constancia de esta receta en la norteamérica de 1930. Algunos historiadores corroboran que el banana bread estuvo presente en el período de la Gran Depresión como aprovechamiento de alimentos que estaban demasiado maduros. La receta de este bizcocho de plátano coincidió con la introducción de la levadura química en el mercado y se originaron recetas con alimentos que tuviéramos en casa. Esto lo hizo un pastel muy popular entre las amas de casa y su receta se incluía en libros de cocina de la época. Como curiosidad, fue uno de los pasteles más horneados en América durante el confinamiento en pandemia, teniendo una nueva oleada de popularidad que lo ha llevado nuevamente a muchas de nuestras pantallas. Si lo has prob