Éste es sin duda un verano de tartas. Empecé por la tarta de chocolate y frambuesas , seguí con la de mi cumpleaños de chocolate y merengue, con alguna sorpresa aún por publicar que ya veréis en estas semanas y una helada que os traigo en esta ocasión. Las tartas heladas eran ese trocito de magia comestible que nos servían cuando íbamos a cenar en verano. Las heladerías Toni y La Ibense de mi tierra, las vendían por encargo y podías pedir una porción de postre como algo excepcional. La idea de tarta + helado lo hacían algo increíblemente delicioso que hacía saltar mi imaginación a límites insospechados. Me encantaba la textura de la nata, la vainilla o el caramelo. Lo crocante de las almendras o bolitas de chocolate me fascinaban. Cuando mi madre celebraba su cumpleaños en pleno agosto, a veces mi padre la compraba y era una fiesta inmensa. Era un sueño hecho realidad envuelto en una caja de corcho blanco que destapaba y nosotros mirábamos con ilusión. Aunque mi...