Hace varios años que el día de San Juan no pasa desapercibido. Antes era un día especial por el cumpleaños de mi hermano Carlos, que como nació en la noche de San Juan, mi madre decidió bautizarlo Juan Carlos. Ella decía que era una noche muy especial, de celebraciones, deseos, magia, entrada del verano y no podía dejarla pasar desapercibida. Esta noche siempre ha tenido ese significado especial ligado al sentimiento de lo mágico, los rituales , las verbenas, todas esas cosas que nos llaman la atención y que en muchos casos suceden alrededor de una hoguera. Una celebración, una charla, una confesión, una historia...todo legado a una noche que resume un poco de nuestra vida hasta el momento y da la entrada a un verano estrellado, augurando más noches como la vivida. Elaboré mi primera Coca de San Juan allá por 2012 si no recuerdo mal. Me llamó mucho la atención y nunca la había probado. Desde entonces, me gusta hacerla para estas fechas. Apetecen los sabores cítricos acomp...
Siempre he sentido gran atracción por este postre. Me resistía a elaborarlo porque me parecía muy difícil. Esa delicada esfera de merengue siempre ha atrapado mi atención. Como amante del merengue antes de la nata, pienso que ese momento especial había llegado y que iría decorada con fresas ya que me encantan y son sin duda el mejor acompañamiento para esta delicia celestial. La pavlova tiene un origen artístico. Se comenta que fue un hotel de Perth en Australia, quien homenajeó a la bailarina rusa Anna Pavlova, haciendo característicos la suavidad y delicadeza de este postre, asemejándose a los movimientos de la artista. Sin embargo, hay quienes lo atribuyen a un chef de Wellington, en Nueva Zelanda, quien se inspiró en el tutú de la afamada bailarina. Sea cual sea el origen, creo que Anna quedó encantada con este postre ya que es de una elegancia y finura en el paladar exquisitas. Digno de una reina. El contraste del merengue crujiente por fuera y suave como nube por dentro, ligado ...