San Valentín siempre ha estado legado al chocolate para mí. Es sinónimo de esta fecha especial. En Japón es costumbre que las chicas regalen bombones o dulces de chocolates a los chicos y aquí el chocolate es clave, lo vemos en estuches con forma de corazón o envueltos en papel rojo. Recuerdo los "san valentines" del instituto en el que rondaban las cartitas voladoras por la clase. Algunas más elaboradas y otras en papel doblado en dos partes.
La primera carta que recibí era de un chico de mi clase que se llamaba Daniel. Yo cursaba 6º de EGB y aún no había cumplido los 11 años. Recuerdo que salimos todos en pandilla...¡qué epoca! Creo que aún la conservo.
Ver los escaparates y las tiendas con decoración roja de corazones o flores me sigue fascinando. Aunque ahora parece que está todo inventado y a veces desfasado.
A veces es mejor los pequeños detalles que vivir todo a lo grande como están enseñando a las nuevas generaciones. Una rosa o una caja de bombones era lo típico, acompañado de una cena para nuestros padres o los mayores, como opinábamos entonces. Para nosotros era un día más, en el que teníamos algún detalle con nuestro chico al salir del cine o después en la hamburguesería. Eran tiempos que recuerdo con nostalgia y que revivo con cariño para contarlo en estas líneas.
Ahora me gusta elaborar algún postre o galletas para la ocasión. Pienso que hecho con amor cuenta como un plus además de dar una sorpresa a nuestra pareja o ser querido, porque amor hay para todos.
Este pastel de chocolate es de los mejores que he probado inspirado en una receta francesa. La textura es jugosa y aireada, con sabor intenso a chocolate y la cobertura es el broche final para un amante del chocolate. Ha triunfado allá donde lo he llevado y os aseguro que os dará más de una alegría. Delicia absoluta.
¡Pasamos a la receta!
Ingredientes:
- 4 huevos medianos
- 125 grs. azúcar moreno de caña sin refinar
- 125 grs. azúcar panela
- 1 cdta. extracto vainilla
- 200 ml. leche + 1 cda. zumo limón para buttermilk
- 200 ml. aceite girasol
- 200 grs. harina de repostería
- 10 grs. levadura química
- pizca del sal
- 50 grs. cacao en polvo
- 50 grs. maizena o harina de maíz
- 60 grs. pepitas de chocolate
Cobertura:
- 200 grs. chocolate de fundir
- 130 grs. nata para montar
*Fresas y arándanos para decorar
Preparación:
En primer lugar comenzamos haciendo la buttermilk. Para ello, vertemos la leche en un vaso y añadimos la cucharada de zumo de limón. Dejamos que vaya actuando hasta que se corte. No os preocupéis. Es ése el efecto que buscamos para que le de más jugosidad a nuestro bizcocho.
Continuamos batiendo los huevos con los azúcares. Lo haremos hasta que monten y tengamos una crema. Añadimos una cucharadita de vainilla e integramos bien.
A continuación, añadimos el aceite en hilo mientras continuamos batiendo. Después, haremos lo mismo con la leche.
Tamizamos la harina junto a la levadura, el cacao, la maizena y el punto de sal. Vamos añadiendo en varios pasos. Poco a poco sin dejar de batir. Veréis el color y el aroma que va adquiriendo nuestra masa.
Vertemos en el molde previamente engrasado o con papel vegetal en la base. Añadimos las pepitas de chocolate en la superficie.
Horneamos unos 45 minutos a 180 grados. Comprobamos con el palillo y retiramos cuando salga limpio. Dejamos enfriar en rejilla completamente. Desmoldamos y reservamos.
Tengo una pregunta Maribel, será muy grave usar solo tres huevos, será muy grave; Me afectará la calidad del bizcocho, o reduzco la cantidad de los demás ingredientes, para que me quede idéntico? Creo que me irme por lo segundo. Aquí en USA tenemos un tema un temacon los huevos que no se consiguen gracias a la gripe aviar.
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