El día de mi Cumpleaños siempre ha sido muy particular. Como es a mitad de verano, no podía celebrarlo en clase o aprovechar la época escolar para reunir a los compañeros. Cuando hacía una merienda, algunas amigas estaban de vacaciones o estaban en la playa y se unían más tarde o no llegaban. Me he visto a solas con el pastel esperando a que llegaran mis invitados y, aunque había algunas bajas, sí que cuando fui cumpliendo más edad era más fácil celebrarlo. Entraban otros horarios en juego además de la tradicional merienda y sí que he vivido momentos bonitos y especiales. Aún así, no podré olvidar a mi padre cuando llegaba con una tarta rectangular grande de merengue, con cobertura de chocolate y letras de " Feliz Cumpleaños Maribel " en crema. Cuando la tarta nos parecía casi tan grande como nosotros, cuando la acompañábamos con Coca-Cola o Colacao fresquito y con esas amigas que sacrificaban planes veraniegos para acompañarme en una cálida tarde de julio. Este año...
¿Cómo es la tarta de tus sueños? La mía es sin duda con chocolate...mucho chocolate. Ese elixir de dioses aztecas que no he hecho más que admirar desde pequeña. Recuerdo cómo me fascinaban unas onzas en el pan a media tarde o un buen tazón con churros de buena mañana junto a mi madre y mi abuela en el mercado. La sencillez de una olla de chocolate en un cumpleaños repartida en vasitos de plástico para acompañar una tarta, son momentos que atesoro. Recuerdo a la mamá de mi amiga repartir tanto chocolate en pocos minutos y gran destreza. En verano, cada vez que pedía un helado, siempre elegía el chocolate como uno de los sabores o más bien diría que el chocolate no podía faltar. Si lo pienso, es un sabor que me ha acompañado siempre y ahora, ya más adulta, me deleito con un trocito de chocolate puro antes de dormir, llegando al final de un día que pudo ser bueno o malo y que endulzo con su sabor. Cuando me propusieron desde Food Fiction Division en Instagram, ser la partner d...