El calor nos ha llegado de repente y casi no nos hemos enterado de la primavera. Después de un mes de marzo de mucha lluvia, estamos en un abril algo atípico con respecto a las temperaturas. Espero que cambie un poco el tiempo y podamos disfrutar de una merecidísima primavera. Llevo un tiempo pachucha por varias cuestiones que me han tenido algo baja de moral. Estoy remontando como puedo pero no quiero dejar de lado este mundo dulce que tantas alegrías me da. A veces la vida te da golpes que no esperas y sientes que pierdes las fuerzas. Mi blog ha sido siempre una vía de escape, mi paraíso personal o ventana al mundo como me gusta llamarlo. Encender el horno siempre lleva una parte de magia porque no sabemos el resultado de nuestra receta hasta pasado un tiempo. Es precisamente esa magia la que me da fuerzas y la que me ayuda a experimentar, a buscar nuevas historias tradicionales nuestras o de otras culturas que me fascinan. Regresamos con una mezcla que hacía tiempo me rondaba la
¿Cómo es la tarta de tus sueños? La mía es sin duda con chocolate...mucho chocolate. Ese elixir de dioses aztecas que no he hecho más que admirar desde pequeña. Recuerdo cómo me fascinaban unas onzas en el pan a media tarde o un buen tazón con churros de buena mañana junto a mi madre y mi abuela en el mercado. La sencillez de una olla de chocolate en un cumpleaños repartida en vasitos de plástico para acompañar una tarta, son momentos que atesoro. Recuerdo a la mamá de mi amiga repartir tanto chocolate en pocos minutos y gran destreza. En verano, cada vez que pedía un helado, siempre elegía el chocolate como uno de los sabores o más bien diría que el chocolate no podía faltar. Si lo pienso, es un sabor que me ha acompañado siempre y ahora, ya más adulta, me deleito con un trocito de chocolate puro antes de dormir, llegando al final de un día que pudo ser bueno o malo y que endulzo con su sabor. Cuando me propusieron desde Food Fiction Division en Instagram, ser la partner del mes co