El calor nos ha llegado de repente y casi no nos hemos enterado de la primavera. Después de un mes de marzo de mucha lluvia, estamos en un abril algo atípico con respecto a las temperaturas. Espero que cambie un poco el tiempo y podamos disfrutar de una merecidísima primavera. Llevo un tiempo pachucha por varias cuestiones que me han tenido algo baja de moral. Estoy remontando como puedo pero no quiero dejar de lado este mundo dulce que tantas alegrías me da. A veces la vida te da golpes que no esperas y sientes que pierdes las fuerzas. Mi blog ha sido siempre una vía de escape, mi paraíso personal o ventana al mundo como me gusta llamarlo. Encender el horno siempre lleva una parte de magia porque no sabemos el resultado de nuestra receta hasta pasado un tiempo. Es precisamente esa magia la que me da fuerzas y la que me ayuda a experimentar, a buscar nuevas historias tradicionales nuestras o de otras culturas que me fascinan. Regresamos con una mezcla que hacía tiempo me rondaba la
Hola muy buenas tardes a todos!!! Ha coincidido en esta ocasión un día festivo para la publicación de esta nueva entrada. Iba a disfrutar de una tarde de playa pero no podía irme sin dejaros esta receta que tan bien sienta en estos días. Imagino que a muchos de vosotros os encantará el helado. A mí también y creo que podéis deducir cuál es mi sabor favorito. La diferencia es que en un día como éste en que el calor no da tregua y el levante nos azota con fuerza, pienso en algo refrescante más que un sabor en concreto. Me encanta el helado de limón para los días calurosos porque ayuda a combatir el calor y no nos deja con ganas de beber agua al tomarlo como sucede con helados más cremosos. Este helado está a medio camino entre el helado convencional y el sorbete de limón. Es una mezcla de ambos y muy natural. Al no necesitar heladera es muy sencillo, son pocos pasos y lo único que tiene algo más de trabajo es removerlo una vez cada hora hasta que no cristalice. Pasamos a la receta