Nunca fui de color rosa . No me llamaba la atención. Siempre he sido más del rojo. Sin embargo, hace unos años, comencé a sentir atracción por este color. El rosa empolvado me fascina y el rosa fucsia es el rey de mis veranos. Le cortaba el pelo a muchas Barbies como muchas niñas que jugaban a qué tipo de mujer eran. Hoy miro hacia atrás y pienso que quizás no fui la princesita que me habría gustado y que más bien fuí una princesa guerrera. "Las niñas ya no quieren ser princesas"... dice una canción de Sabina y hay mucho de cierto en ello. Muchas hemos sido encantadas y desencantadas millones de veces...ya sea por un amor, una amistad o cualquier situación dificultosa. Hablo en femenino porque son muchas las mujeres que han callado por diversos motivos y hoy, aunque te tilden de feminista con tintes de oportunista, lo manifiesto igualmente. Siempre he sido de esas niñas que quería ser princesa pero pensaba que no lo merecía o se sentía ridícula si lo hacía. Con el tiempo
Hola muy buenos días!!! Regresamos hoy día de San Isidro y lo celebramos con uno de sus postres más tradicionales. Hace tiempo, cuando estaba en el extranjero, tenía compañeras de Madrid que me hablaban con nostalgia de esta fiesta. Me decían: - Hoy es San Isidro. ¡Cómo extraño las rosquillas!- Yo, que por entonces no sabía más de esa fiesta que la famosa Verbena de la Paloma y el chotis, me interesó saber más de esta fiesta así como de su gastronomía.
El tema de las rosquillas me pareció muy curioso por aquello de que existen las tontas y las listas, las de Santa Clara y las francesas.
El origen de estas rosquillas se le atribuye a la tía Javiera, como se puede leer en este extracto de un periódico de los años '50:
“Quizá de ninguna golosina pueda ofrecerse tanta variedad en sabor, tamaño y aspecto […] Las llamadas del Santo son de tres clases: las tontas, las de Fuenlabrada o yema; y las de Villarejo de Salvanés, o de la Tía Javiera, que por rosquillas hizo famoso su nombre y el de su pueblo. […] Cuando yo nací ya no existía la Tía Javiera, que, en efecto, no había dejado ni tías ni sobrinas, pero sí una sobrina segunda que todos los años, por San Isidro, venía a Madrid y tenía su puesto con las más legítimas rosquillas de Villarejo y de la Tía Javiera.”
Es, por tanto, una tradición comerlas en este día festivo y en especial en la icónica pradera de San Isidro, que quedó inmortalizada en una obra de Goya y que hoy en día es uno de los paisajes más bonitos de la capital. Las tontas y las listas tienen la misma base. Sólo se distinguen en que las listas tienen una capa de glaseado de merengue al limón que encanta a propios y extraños. Yo las probé por casualidad y me prometí que tenía que hacerlas en casa y, qué mejor día que éste!!! Pasemos a la receta!!!
Este maravilloso rodal plateado es de Tus Blondas |
Ingredientes: 10-12 rosquillas
- 350 grs. de harina
- 1 cda. de levadura química
- 3 huevos L
- 130 grs. de azúcar
- 60 ml. de aceite de girasol
- 1 cda. de anís verde
- ralladura de medio limón
- 2 yemas para pintar
Para el glaseado de merengue:
- 2 claras
- 220 grs. de azúcar glass
- 2 cdas. de zumo limón
- pizca de sal
- ralladura de limón para decorar
Preparación: En primer lugar montamos los huevos con el azúcar. Luego añadimos la ralladura y el anís. A continuación es el turno del aceite, lo vamos emulsionando.
Luego añadiremos la harina con la levadura. Debe quedar una masa homogénea. Todo dependerá del tipo de harina. Si véis que necesita más harina, añadimos hasta que quede suave y uniforme.
Dejamos reposar en un bol con harina y cubierto con film durante una hora. Pasado este tiempo, volvemos a amasar y damos forma a nuestras rosquillas. Las ponemos en nuestra bandeja de horno con papel sulfurizado y las dejamos reposar otra hora. No os agobiéis porque no es la típica masa que leva como la de los donuts. La sorpresa llega en el horneado.
Precalentamos el horno a 210 grados. Pintamos con yema de huevo y horneamos entre 15-18 minutos. Sacamos cuando estén doradas. Dejamos enfriar en una rejilla. Así tendríamos listas las tontas. Pasemos al merengue de las listas.
Para el glaseado de merengue, batimos las claras hasta montarlas al punto de nieve. Agregamos pizca de sal. Vamos añadiendo el azúcar glass y las cucharadas de limón. Montamos hasta que tenga textura espesa. La cantidad de azúcar glass es orientativa. Agregamos hasta que obtengamos la textura deseada.
Sumergimos las rosquillas hasta la mitad en nuestro merengue y dejamos secar en una rejilla durante varias horas o bien los secamos al horno unos 3-4 minutos a 50 grados. Podemos decorar algunas con ralladura de limón. Las conservaremos en un recipiente hermético durante varios días.
Sumergimos las rosquillas hasta la mitad en nuestro merengue y dejamos secar en una rejilla durante varias horas o bien los secamos al horno unos 3-4 minutos a 50 grados. Podemos decorar algunas con ralladura de limón. Las conservaremos en un recipiente hermético durante varios días.
No me digáis que no apetecen, para celebrar este día de castizas maneras, seamos o no madrileños. Además son al horno, ventaja que tenemos sobre los donuts y el glaseado es una tentación irresistible. Palabra.
No sé si continuará este calor incesante o nos dará un poco de tregua. Este fin de semana parecía el mes de julio! Mientras tanto seguimos planeando cambios que se avecinan que ya os iré contando e ideando nuevas recetas!!!
Vuelvo pronto con más propuestas!!! Un saludo muy dulce!Maribel García 🍓
Oye, quiero ir a San Isidro ! Que deliciosas lucen estas rosquillas. Pregunta: Las blancas parecieran donas, pero las otras parecen Beagles. A cual dirías que se parecen más en la consistencia y sabor?
ResponderEliminarPues he vivido en Madrid y no sabía de la tradición de las rosquillas de San Isidro, me pasó como a ti, conozco el chotis, el baile, los chulapos y poco más. Así que muchas gracias por este pedazo de receta y por rescatar la tradición de San Isidro. Yo creo que me quedo con las tontas jajaja aunque seguro que las dos están estupendas.
ResponderEliminarNo sabes cuánto me alegro de que hayas subido esta receta, una vez las probé y no podía recordar el nombre :) digamos recordaba lo de rosquilla, pero los “apellidos” no los podía recordar
ResponderEliminarNo conocía nada de la gastronomía de San Isidro, pero además de a tus recetas me tienes enganchada a las historias de cada una de estas delicias! Las rosquillas con el glaseado serían mis favoritas seguro :)
ResponderEliminar¿Te creerás que viviendo en Madrid nunca he probado unas buenas Cosquillas de San Isidro? Sólo probé unas de una panadería no demasiado ricas... así que me encanta ver que son fáciles de hacer en casa porque estoy segura de que el año que viene voy a poner el horno.
ResponderEliminarQue historia tan linda la de estas rosquitas, Maribel. Y como siempre, te quedaron preciosas. Es que tu tienes un arte para todo lo dulce. Y siempre te sacas una receta debajo de la manga...anímate a escribir un libro...
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