La cultura japonesa es algo que nos puede parecer lejano a simple vista. Sin embargo, hemos estado rodeados de pinceladas de esta cultura sin saberlo muchas veces a través de nuestra televisión. Descubrí con el tiempo que "La Aldea del Arce" donde habitaban una familia de conejitos y más tipos de animales que hacían vida cotidiana al más puro estilo humano, se trataba de un anime de TOEI Animation, cuya sintonía fue escrita por el mismísimo Emilio Aragón.
Candy, Candy, también la tengo en mi memoria con recuerdos algos más borrosos y sé que nuestros padres crecieron con Heidi o Marco, dos grandes éxitos de Nippon Animation en los años '70 que después repusieron en televisión y hemos visto nosotros además de la Abeja Maya y Ana de las Tejas Verdes (especial donde las haya), basada en las novelas de la canadiense Lucy M. Montgomery y versionada hace poco en formato serie titulada Anne with an E.
Estas series abrieron la puerta a los años '90. Le siguieron las aventuras de Dragon Ball que marcó un boom en la época, un antes y un después en la industria del manga y el anime a cargo de Akira Toriyama, convirtiéndose en una de las figuras más importantes del manga internacional, que dejó huérfanos a sus fans hace unos meses.
Continuaban la estela las guerreras celestiales de Sailor Moon que nos mostraban historias de bandidos a batir entre clases de instituto para seguir con Ranma 1/2 de Rumiko Takahashi que aunaba la historia romántica, seguida de más clases y artes marciales con toques de humor absurdo, en muchos casos desternillante. Tuvo tal éxito y ha sido tan querida por los fans, que en octubre se relanza una nueva versión del original a través del estudio Mappa y sí, lo confieso, es de los animes favoritos de mi pre-adolescencia.
Esperaba con ansias el fin de semana o el verano para verlo mientras desayunaba en horario tardío. Un lujo en aquella época acompañados de otras series en horario de merienda como "La Familia Crece" también conocido como Marmalade Boy, Chicho Terremoto...
En la facultad no llegué a desconectar del todo de esta cultura que tanto me fascinaba. Entre libros y redacciones de periodismo, encontraba hueco los fines de semana para dar a conocer a mi hermano pequeño series como Ranma o La Princesa Abandonada. Los viernes eran especiales porque siempre cenábamos viendo algún capítulo. Revivimos los Caballeros del Zodíaco de Saint Seiya que volvieron a tener éxito hace un par de décadas en las parrillas televisivas y hacía nuevas incursiones en la animación japonesa gracias a la videoteca de la universidad y a las películas emblemáticas del país nipón que se encontraban en su catálogo.
Mi Vecino Totoro fue el inicio de una nueva manera de hacer cine de la mano de Estudio Ghibli, lleno de significado y simbolismo gracias al buen hacer de Hayao Miyazaki, que también nos trajo títulos como "La Princesa Mononoke o "El Castillo Ambulante" entre muchos otros. Totoro es un espíritu del bosque que sólo puede verse en el mes de mayo y es una oda a la naturaleza e inocencia infantil en sí mismas, brindándonos momentos mágicos aunque haya otras versiones más oscuras que sugieren que las niñas protagonistas ya vivían en otra vida. Aunque el estudio ha desmentido estas intrigas, la película se queda en un limbo entre lo mágico y la realidad, lleno de gran simbolismo y ternura en muchas de sus escenas.
En esta cheesecake de textura de algodón, represento la delicadeza y el esmero de una repostería de gran tradición como es la japonesa. Tiene gran variedad de dulces poco conocidos en muchos casos que causan gran deleite cuando los probamos como es el caso del Melon Pan o los mochis. No me esperaba el gran éxito de esta receta hasta que la horneamos hace tiempo y que he vuelto a hacer con más dedicación. Esta tarta fue viral hace unos veranos y tenía ganas de volver a hacerla con un personaje tan especial como Totoro. Espero que la disfrutéis tanto como nosotros en casa.
¡Pasamos a la receta!
Ingredientes:
Preparación:
En primer lugar comenzamos separando las yemas de las claras. Montamos las claras a punto de nieve añadiéndole el azúcar mientras montamos. Reservamos en la nevera.
Continuamos calentando en un bol al baño maría la leche, la mantequilla y el queso hasta que se funda completamente y nos quede un resultado homogéneo. Dejamos templar. Una vez atemperado añadimos la vainilla, la sal, el limón y por último, las yemas de huevo. Batimos enérgicamente.
Pasado este tiempo, comprobamos con el palillo que se haya cuajado por completo. Apagamos el horno y dejamos la cheesecake dentro con la puerta semiabierta unos 20 minutos más. Después enfriamos en rejilla completamente. Desmoldamos y dejamos que enfríe en la nevera unas horas más o la víspera si es posible.
Hice una plantilla a través de la imagen seleccionada. La recorté en varias partes y alterné los dos tipos de azúcar. |
Decoramos antes de servir con una plantilla. En mi caso busqué la imagen en internet y la recorté por partes para poder hacer una con cacao en polvo y otra con azúcar glass. Damos el toque final con el clavo de olor como nariz y una gragea de chocolate, tipo Lacasitos como ojo. Pintamos la pupila con rotulador comestible. Los ojitos del duende del bosque blanco (Chibi-totoro) son semillas de sésamo negro. Toda una inventiva con lo que tenía en casa para dar vida a nuestro Totoro.
¿Y a tí? ¿Te han marcado o te traen dulces recuerdos algunos de los títulos que nombramos en este post? Cuéntamelo en los comentarios que estaré encantada de leer tus recuerdos.
Estas series y películas han marcado parte de mi vida. Aunque las voy retomando de vez en cuando porque me encanta el mundo del cine en general, sobre todo el clásico... a veces salgo de mi mundo del celuloide de los años de oro hollywoodiense y de Netflix, (todo sea dicho), para conocer nuevos estrenos de nuestro país, del cine social europeo o para ver algún capítulo de un anime de temporada.
A veces es tan sencillo retroceder en el tiempo y recordar sensaciones tan simples y humanas gracias a la animación, que me doy cuenta lo complejos que podemos llegar a ser. Una merienda acompañada de un capítulo de una serie favorita puede crear un vínculo especial si lo vemos en familia.
La vida puede ser más sencilla. Sólo debemos cambiar la perspectiva con la que mirarla para desconectar un poco del estrés cotidiano con una taza de té en la mano y un trozo de esta esponjosa tarta, mientras nos adentramos en el bosque encantado en busca de Totoro.
Vuelvo pronto con más recetas y nuevas historias. Un abrazo fuerte.
Maribel García 🍓
Me ha encantado tu reflexión final, tenemos que disfrutar de la vida y de las cosas sencillas, y hacer la vida más sencilla. Esta cheesecake me parece impresionante!!! Amo la tarta de queso y no me extraña que esta tarta se hiciera viral, es deliciosa y con tu decoración ha quedado increíble.
ResponderEliminarMil gracias María. Tu sí que eres increíble. Celebro que te guste y te animo a que la hagas en casa. Váis a repetir 😊
EliminarEsta tarta de Totoro (además Totoro Cheesecake Japonesa) es el sueño de cualquier amante de la cultura japonesa y de estudio Ghibli, es una maravilla
ResponderEliminarGracias Laura. Se hace homenaje a Ghibli y además la cheesecake está deliciosa 😋
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